Jhony Alberto Gonzales Malca

Director Ejecutivo del Instituto de Investigación en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático.

El coronavirus SARS-CoV-2 ha demostrado con frialdad el poder que tiene para generar escenarios de alto riesgo en tan poco tiempo; dejando en evidencia la manera de como puede afectar a la estabilidad social y económica mundial de un país, sobre todo con un estilo de vida tan globalizado que ha favorecido su rápida diseminación, afectando aún aquellos países desarrollados que se encontraban abastecidos de tecnologías de última generación; que sin embargo, no estaban preparados para afrontar los efectos adversos en sus sistemas de salud y modelos económicos.

Este nuevo escenario, representa un nuevo desafío para la Universidad, la cual debe liderar una serie de mecanismos para impedir que el desarrollo de investigaciones repercuta sobre la integridad de los profesionales que la realizan; así como las poblaciones en las zonas intervenidas.

En tal sentido, la situación actual muestra que, muchos de los proyectos de investigación se han quedado frustrados en plena ejecución o recién por iniciar su desarrollo, especialmente aquellos que se encuentran marcados por las constantes salidas al campo en donde el equipo de investigación necesita recoger la información y procesar muestras. Por tal motivo, se hace necesario reinventar estrategias de buenas prácticas investigativas en escenarios de pandemia COVID-19, las cuales permitan involucrar a otros profesionales, lo que nos conlleve a mejorar la planificación y considerar los riesgos, para así garantizar un replanteamiento de la investigación.

Por otro lado, resaltando que para enfrentar la crisis sanitaria se deben restringir las salidas al campo, hasta que exista una vacuna o un tratamiento efectivo que permita realizar investigación de manera segura; se hace necesario actualizar la planificación de actividades que permitan continuar con el proceso de investigación en escenarios de trabajo remoto, mientras dure el periodo de confinamiento y aislamiento social.

Sin embargo, la preocupación va más allá de los días de cuarentena o restricciones por la declaratoria de estado de emergencia. Se tiene que analizar el sentido ético de los riesgos de la interacción que significa tanto para los investigadores como para su objeto de estudio, ejemplo de ello es el de una Phantera tigris jacksoni que dio positivo a Covid-19 a inicios de abril de 2020, prueba que fue tomada por presentar síntomas como tos seca. Este hecho es una de las razones por lo cual las salidas al campo en el caso de los trabajos donde se interactúa con animales o personas deben ser muy bien analizados por sus riesgos y exposición directa o indirecta al virus.

Actualmente, se encuentran postergadas las actividades de investigación al no contar con una cadena de servicios segura, que permitan el desplazamiento a las zonas de muestreo sin riesgos, esto aún no podría remediarse debido a que la curva de infectados por el virus al parecer está experimentando un rebrote.

Algunos investigadores consideran que mientras no exista una vacuna, no se puede añadir un nuevo problema a los que ya tienen que enfrentar las especies. Incluso el equipamiento puede actuar como vehículo de transmisión del nuevo virus. Dependerá mucho de la reglamentación que apruebe el Concytec y la Universidad para realizar trabajos de investigación en tiempo de de pandemia por Covid-19.

Culminamos con algunas conclusiones a mediano y largo plazo:

• Es necesario realizar una mayor inversión en ciencia y tecnología, en especial en el área de la salud, orientadas a ampliar y fortalecer el conocimiento actual existente con respecto a dicha pandemia y virus, así como sus efectos colaterales.
• Las reuniones científicas actualmente cuentan con una mayor audiencia virtual y quizás algunas migren completamente hacia estas plataformas. Con este cambio se reducirá la huella de carbono que dejaban los investigadores cuando realizaban viajes locales e internacionales para presentar y compartir sus trabajos.
• Se cree que se tendrá mayor cuidado con los protocolos de bioseguridad para realizar trabajos de campo, incluyendo pruebas previas de salud y control del número de investigadores y colaboradores en cada salida. “Son dos acciones concretas que deben considerarse en los trabajos”.

Si bien la pandemia COVID-19 ha cambiado nuestro normal desempeño, es de entender que las directivas, reglamentos u otra documentación generada que regule los procesos administrativos, en un contexto de adaptación y resiliencia, deban realizarse con la misma premura que se suscitan los cambios para regirnos a los nuevos paradigmas que a partir de hoy se generan.